Thursday, January 26, 2006

fe

Usted camina por una calle de Bogotá. Después de comer un chocolate, se queda con la envoltura en la mano, así que decide conservarlo en su mano mientras encuentra algún lugar para dejarlo. Luego de caminar un rato, a unos cuantos metros, ve una caneca de basura. Usted apunta y lanza el papel, pero falla el tiro. Piensa en agacharse a recogerlo, pero cuando mira hacia el suelo se da cuenta de que hay decenas de papeles y plásticos ahí, que nadie nunca recogió.

Entonces se pregunta: "Con esa cantidad de basura en la calle, ¿qué sentido tiene recoger mi infinitesimal papelito, si este lugar está tan lleno de basura?, ¿qué sentido tiene, si no va a hacer ninguna diferencia?"

17 comments:

Astrid said...

Un profesor dijo que me imaginara la arena llena de millones de millones de miles de millones de conchas que anhelan desesperadas volver al mar. Al ver que la cantidad de conchas que van a morir si no se les regresa al mar es más grande que la cantidad que podría salvar en toda mi vida, seguramente pensaría en dejar todo como está, porque sería inútil pensar en salvarlas todas o tan siquiera una parte "significativa". Sin embargo, lo único que puede llevar a pensar distinto, es que cada concha que salve, independientemente de que no sea importante ni se cambie nada en general, es importante para esa concha porque, básicamente, pudo vivir. Algo así supongo que es, pero menos rosado y menos roscón, además no me acuerdo si era con conchas o con estrellas de mar.

Saludos

Bloom said...

Cielo estrellado sobre mi, ley moral en mi....no hay más....

aranta said...

astrid:
yo oí lo mismo, pero no de un profesor, sino de eddy murphy en "el tele gurú".

Astrid said...

profesor jijuemico

Anonymous said...

Mi querido Juan Pablo. Usted se sorprendió acá en Medellín del aseo, sobre todo en uno de los sitios más desaseados de la ciudad (como puede serlo la plaza principal). Sin embargo, para tal logro, la ciudad ha tenido que pasar por un largo proceso de sensibilización comunitario (lo que le comenté de la cultura metro). Además, la implementación de planes como "Medellín, la más limpia", "Medellín, la más educada" y cosas así (campañas altamente excluyentes y que promueven, creo, a niveles implícitos el 'odio' por otras ciudades). Claro que no crea, con la recolección de basuras se ha creado un ingreso significativo a la ciudad por concepto de materiales reciclables (en lo que, qué tristeza decirlo, hay muchísimas mafias). En todo caso, hay queda pa' que piense.

Anonymous said...

¿Qué más da una basura menos?
¿Qué más dá un pobre menos?
todo a tus ojos es una rumba
todo se trivializa,y con esto,
la senibilidad se vuelve fósiliza

Anonymous said...

Error!!!!
léase:
"la sensibilidad se fosiliza"
Gracias

aldemar said...

Tienes razón, Astrid, es algo así. "Cada concha que salve, independientemente de que no sea importante ni se cambie nada en general, es importante para esa concha porque, básicamente, pudo vivir." Pero hay unos casos aun más complicados: cuando no es claro si una acción noble será significativa para algo o para alguien. ¿Cómo hay que actuar en esos casos? En la Medellín que Sergio nos pinta, recoger los papeles tiene todo el sentido (porque es una labor colectiva, que tiene consecuencias visibles), pero el problema rudo surge cuando las circunstancias le indican a uno que su acto no será significativo...

¿Cómo decidir qué hacer cuando todo parece decirle a ud. que su acción no alcanzará nada valioso? ¿La realiza de todos modos, o mejor se ahorra su energía? Ante esa sensación de sinsentido, ¿cómo evitar que se le fosilice a uno la sensibilidad -como dice "El usuario anónimo"-?

(El caso del papelito, por cierto, es simplemente un ejemplo, una especie de pseudo-parábola... la pregunta final, en últimas, tiene que ver con las grandes decisiones de la vida.)

Bloom trae una cita muy chévere de Kant para responder: La ley moral que habita en ud. es su guía para actuar. Eso me suscita una pregunta para él: La ley moral a la que ud. se refiere, ¿tiene algo que ver con las inclinaciones y los sentimientos, o hay que entenderla como la de Kant: derivada de la pura razón y nada más, separada de las inclinaciones sensibles, como él la propone para que sea universal?

(Según lo que me responda, le tengo más pregunticas...)

Anonymous said...

Me sobrecoge leer las opiniones de este humanista capitalista que conocemos como JP. Vean si no es cuando menos escandalosa esta perorata que a continuación transcribo, fíjense en las categorías que usa, en su crudo cálculo costo beneficio. Su filosofía parece ser si no hay beneficio, si no gano no lo hago. Lean no más:
" el problema rudo surge cuando las circunstancias le indican a uno que su acto no será significativo...

¿Cómo decidir qué hacer cuando todo parece decirle a ud. que su acción no alcanzará nada valioso? ¿La realiza de todos modos, o mejor se ahorra su energía? Ante esa sensación de sinsentido, ¿cómo evitar que se le fosilice a uno la sensibilidad -como dice "El usuario anónimo"-?
Sólo subrayo el uso que hace del término valioso. Sí señor si no es valioso.......nada..... y como el valor lo fija el mercado.......entonces si hago algo bueno...¡Carajo!...al menos que me vean...para no perder la acción.

aldemar said...

(1) ¡Gracias por lo de 'humanista'!, pero no creo haberme ganado el título. No he hecho mucho más que escribir bobadas en un blog.

(2) Si lo que ud. dice no es en chiste, entonces le tengo otra cita de Kant: "Sólo conocemos de las cosas lo que nosotros mismos ponemos en ellas". Reemplace 'las cosas' por 'las personas' y ahí tiene su método de interpretación.

(3) Saludos a los de contrarreforma (si es el caso).

Andy said...
This comment has been removed by a blog administrator.
Andy said...

Creo que la respuesta a la pregunta sobre si la ley moral debe ser producto de la razón o de los sentimientos está, en su caso al menos, en el título del post.

No importa si lo que uno hace no tiene ningún tipo de relevancia. Algunos deben y sienten la necesidad de redimirse a si mismos y a los demás, a los que no salvaron a las estrellas de la playa ni recogieron el petróleo del mar, con cada una de las desiciones tomadas. Funciona dentro de una lógica inexplicable, dentro de un órden del mundo que se intuye pero no se puede explicar.

Sería bueno, sin embargo, intentar hacer la diferencia.

shaikai said...

Si todas las personas pensaran "esta pequeña acción que voy a hacer no hace la diferencia", harían la diferencia. Pero en un caso como el del papelito o el de la concha, eso no sería grato. Cada vez que, en medio de un mundo que parece indiferente a realizar ciertas buenas acciones, uno se sostiene tozudamente en hacerlas, uno contribuye a que la intención no muera.

Y puede que no baste con hacerlo. Puede que uno también necesite encontrar maneritas de influir en los demás. Pero como requisito previo es fundamental la insistencia. Puede parecer difícil la pregunta "¿pero cómo hago para influir?", y la verdad sí es difícil. Sin embargo, es usual hacérsela ignorando que el poder causal que uno tiene sobre los demás es enorme y continuo. Si uno lo empieza a entender, reconocer y conocer en la vida de todos los días, será más capaz de utilizarlo con un propósito.

Yo le diría que siga dejando la basura en su lugar, aunque no pueda con toda.

javierguillot said...

Me parecen muy sabias las palabras de shaikai. A veces intento verme a mí mismo como una minúscula pieza de un rompecabezas, minúscula y pero no por ello despreciable, pues el rompecabezas deja de estar completo por una pieza. O como un hilo de telaraña: no es sino que uno vibre y vibran todos a su alrededor.

Lo importante es que sepa que, como usted, hay numerosos de otros individuos que cuando terminaron de comer su chocolate y lanzaron el papel, se preguntaron si debían recogerlo, y lo hicieron. Ahí está toda la esperanza: nada indica que esos numerosos no sean, día a día, más...

pero esto, como casi todo lo suyo, da para hablar mucho... qué bueno, ¿o no?

javierguillot said...

Sobran en el comentario anterior una "y" y un "de". Lo siento, es el sueñito... pero ahí está la idea.

JP said...

Lo del envoltorio del chocolate se puede aplicar a casi todo.
Para mi es tan oprobioso arrojar basura en la calle como ser pillado meando en ella.

Personalmente, recogería el papelito y no lo pensaría tanto.

Amigos filósofos: Si quieren leer basura auténtica, de esa que alimenta el espíritu, vayan a lacuruba.blogspot.com
Les aseguro que allí no encontrarán nada trascendental.

Jenny Melo said...

yo me adhiero a shaikai