Antes de morir, logró re-aprender que la vida, desde el comienzo, es un trabajo. Que hay que trabajar para respirar, para moverse, para dormir, para comer. ¡Cuesta estar vivo! Y eso lo daba él por sentado. Como otros dan por sentado que habrá agua, que habrá paz, que habrá familia, que habrá cine el viernes por la noche. Respirar y bombear sangre. Asimilar unas sustancias y rechazar otras. Eso es la vida: esfuerzo constante por seguir viviendo.
El 10 de enero, sin embargo, Juan Pablo no pudo continuar re-creando su propia vida. Dejó de ser autosostenible. Nunca sabremos todo lo que pudo haber hecho después. Las canciones, los conciertos, el dolor, las amistades, las historias. Esta historia que no llegó a escribir.